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Seúl fue la siguiente parada de Pelosi, luego de su visita a Taiwán que causó tanto revuelo en China, y durante su visita del jueves 4 de agosto, se centró en asuntos de cooperación sobre seguridad entre EEUU y Corea del Sur, Pelosi se reunió con su homólogo surcoreano, Kim Jin-pyo; mantuvo una conversación telefónica con el presidente del país, Yoon Suk-yeol, y visitó la frontera desmilitarizada intercoreana.

Pelosi y su homólogo surcoreano se comprometieron a mantener «los esfuerzos de ambos gobiernos para la desnuclearización y la paz a través de la cooperación internacional y los diálogos diplomáticos», sustentados sobre «una disuasión poderosa y extendida» ante Pionyang, indicaron en un comunicado conjunto.

Ambos también, expresaron su «preocupación por la grave situación, en la que el grado de amenaza de Corea del Norte está aumentando», en alusión al número récord de lanzamientos de misiles realizados este año por Pionyang y los indicios sobre un nuevo test nuclear del régimen que puede tener lugar de forma inminente.

Llamó mucho la atención que el presidente surcoreano, su contacto con Pelosi, a una conversación telefónica de unos 40 minutos, debido a que el presidente surcoreano se encontraba de vacaciones en las fechas elegidas por la presidenta de la Cámara de Representantes de EEUU para visitar el país, según el Ejecutivo surcoreano. Pero no se hicieron esperar los rumores de que el presidente evitó reunirse con Pelosi para evitar avivar la llama de China luego de la visita de la presidenta del Congreso a Taiwán.

La respuesta de Corea del Norte no se hizo esperar y el régimen encabezado por Kim acusó este mismo jueves a Estados Unidos de tener una postura «de confrontación» por afirmar que Pionyang representa «una amenaza» debido a su programa nuclear, a través de un comunicado emitido por su representación permanente ante Naciones Unidas. El Norte  también criticó la víspera la visita a Taiwán de Pelosi, y la definió como una «imprudente interferencia en los asuntos internos de otro país», apoyando así la postura de China, principal aliado del hermético régimen.

«La situación actual demuestra que la injerencia sin escrúpulos de Estados Unidos en los asuntos internos y las provocaciones políticas y militares intencionadas, son la causa fundamental del daño a la paz y la seguridad de la región», señaló un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores norcoreano en declaraciones recogidas por la agencia de noticias KCNA.

Las negociaciones sobre desnuclearización entre Pionyang, Seúl y Washington están en punto muerto desde la fallida cumbre de Hanói de 2019 entre Trump y Kim, que no llegaron a un acuerdo sobre las concesiones del Norte y el levantamiento de sanciones impuestas al régimen por sus programas de desarrollo de misiles y atómico.

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